Trabalenguas



Si la cabra no fuera ética, perletica, pelambrética, peluda, pelambrada, pelapelambrudo no tendría hijos éticos perleticos, pelambréticos, peludos, pelambrados, pelapelambrudos.


Ratas ratones, ratean, rabean, remusgan, rebuscan, atisban, lamiscan, comiscan, mascullan y mascan. Añascan, despizcan, desmigan, descorchan, descostran, desmuran, destablan, descavan,  desgranzan, socavan, socarran, rapiñan, roen, rapan, rajan y rascan.

El que poca capa parda compra poca capa parda vende.


Las croquetas crudas y el crocante cristalino crean crisis en los cronistas criollos.


El cloro, clorato, clorhidrato, el cloruro y el cloroformo clarifican el clarión.


En el gramófono estaban grabados gruñidos, graznidos y gritos y el grabador granadino en la grada ha grabado la gramática gratis y con gracia.


El gladiador glorioso glosa la glotonería sin glóbulos.


Don Ramón Román Rodríguez, desenroscó el tapón roto en rápida acción, reviviendo con ron a la tripulación restante del avión rosa camino de Tamanraset. El honrado Enrique sonrió y se sonrojó cuando se reunió con rabia con un ronco INRI.


Guerra tenía una parra y parra tenía una perra, pero la perra de Parra rompió la parra de Guerra y Guerra pegó con la porra la perra de Parra. Pero si la perra de Parra no hubiera roto la parra de Guerra, Guerra no hubiera pegado con la porra a la perra de Parra.


Lola, Loli y el tolili de las lilas se alelan al leer con lalala un libre de solfeo y el lelo de al lado teclea el teléfono con un lápiz azul claro de película policial, para luego lavarse con Palmolive: Elemental.
           

Doña Díriga, Dáriga, Dóriga, trompa pitárica tiene unos guantes de piel de Díriga.


Erre con erre cigarro, erre con erre barril, que rápido corren los carros del ferrocarril.


Ayer yo vi a Cayetana de la mano de los reyes, comiendo yemas sobre una yunta de bueyes.


Leñe niño no seas ñoño, que bañarte no hace daño. Me tienes hasta el moño con tu ñeñez en el baño.


Me han dicho un dicho que han dicho que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho, pues si lo hubiera dicho yo, estaría mejor dicho que el dicho que han dicho que he dicho yo.
           

La calle mayor es la mayor y la más bella calle.


María Chucena techaba su choza. Pasó un techador y le dijo: - María Chucena ¿Por qué techas tu choza? – No techo mi choza ni techo la ajena; techo la choza de María Chucena.


En la calle Callao cayó un caballo bayo al pisar una cebolla.


Puse la llave en la silla, en la olla la cebolla, manzanilla en la botella y en la camilla a la bella.


El bello burro bailaba un vals, la buena ballena bebía vino y la vaca vivaracha barría el balcón. Vivían en Barcelona y en verano iban a Bayona.


El bracero de Brasil de un brinco se abrazó a la brújula brillante. Mientras el bruto brujo braceando y con bronquitis, brincaba con brío en la broza.


Obsceno abdique obturando el objeto abstraído, de donde obtuve la abdicación obsoleta.


No me mires que nos miran, nos miran que nos miramos, miremos que no nos miren y cuando no nos miren nos miramos.


En Pinto, Juan Ponte el quinto por la pintura despunta y un puente de punta a punta, pinta al punto Ponte en Pinto.


Bea temblaba tumbada en vaqueros, vomitaba con asombro cambiando el semblante y vio al hombre embrujado en la sombra de la lumbre.


Fernando Fernández Fernandel, feliz de felicitar a Francisco Felipe de Francia, frunció su faz cuando fueron a franquear los feos feligreses fluviales, la fiesta de febrero, flaca y deforme.


La fluorita es un fluoruro sin fluorescencia que ni flota ni florece.


El fue alfil y con su olfato al final y el alfabeto al favor del fondo, fue al elfo del alfeizar que olfateó el franco del filántropo alfeñique.  


Cien cerezos se ceñían cercadamente a un ciruelo, este al ser acuciado ciñó su cimitarra y zarandeó las cimeras voces de su cenit, desacertando las intenciones de las cerezas discernidas.


Al ascender el escéptico escenógrafo en el ascensor, quitose los zapatos preparándose para las zalameras escenas. El asceta atacado por los zancudos, descifró su trascendente situación al descender la escalera con dos zambombas.


Andrés, conde andador andaluz de Andujar, endereza con un montón de vendas de dendrita al cándido androide de Andrómeda, en donde Allende Sindedo, viendo el guindo, mandó fundir la banda de panderetas.


En el triple trapecio de Trípoli, trabajaban trastocados tres tristes triunviros trogloditas, tropezando atribulados contra trípodes, triclinios y otros trastos triturados por el tremendo tetrarca trapense.


Le tentó el tintineo, tonto, tontón, tontito, tontuno, tontuelo, tontiloco, y soltó al tuntún una tontería.  


El dramaturgo dramatizará al dragón drástico y draconiano. El druida con traje de dril dribló al dromedario de la droguería.


Madre, el escudo de Eduardo lo guardé desnudo en el edredón de adonis al darme una moneda, en la cadera adosada al dedal, admirado en mis dedos.

Con gran liviandad y enorme libertad el osado huésped falseo su edad.