EVA AL DESNUDO: La lectura de Eva
Personajes 6 (Margot, DeWitt, Caswell, Lloyd, Eva, Bill)
Margot - ¿Por qué tan lejos, Addison? Deberías estar junto a tu protegida, prestándole apoyo moral.
DeWitt - La Srta. Caswell está donde no puedo prestarle
apoyo, ni moral ni de otro tipo. ¿En el digamos ''lavabo'' de señoras?
Vomitando con toda su alma.
Margot - Da buena suerte antes de una audición.
DeWitt - Le ha llegado la suerte tarde. La audición ha
terminado.
Margot - Imposible. He venido a leer con la Srta. Caswell.
Se lo prometí a Max.
DeWitt - La audición era a las 2:30. Son casi las cuatro.
Margot - ¿De verdad? Debo empezar a llevar reloj. Nunca lo
he hecho, ¿sabes? ¿Quién ha leído con ella? ¿Bill? ¿Lloyd?
DeWitt - No.
Margot - No puede haber sido Max. ¿Quién?
DeWitt - Como es natural, tu suplente.
Margot - No es natural dejar que una chica con un embarazo
avanzado...
DeWitt - Me refiero a tu nueva, desembarazada suplente, Eva
Harrington.
Margot - ¿Eva? ¿Mi suplente?
DeWitt - ¿No lo sabías?
Margot - Claro que lo sabía.
DeWitt - ¿Se te había olvidado?
Margot - ¿Cómo... ha estado la Srta. Caswell?
DeWitt - Francamente, no me acuerdo.
Margot - ¿Se te ha olvidado?
DeWitt - Del todo. Tampoco podrá nadie decirte qué tal leyó
la Srta. Caswell, ni si leyó o si anduvo sobre zancos.
Margot - ¿Tan mal lo ha hecho?
DeWitt - Margo, he vivido en el teatro como un monje
trapense vive en su fe. No tengo otro mundo, ni otra vida. Muy de vez en
cuando, experimento ese momento de revelación por el que suplican los
verdaderos creyentes. Tú fuiste una. Jeanne Eagels fue otra, Paula Wessely,
Hayes. Hay otras, tres o cuatro. Eva Harrington estará entre
ellas.
Margot - Así que leyó bien.
DeWitt - No fue una lectura, fue una actuación. Brillante,
intensa, algo hecho de música y fuego.
Margot - Qué bonito.
DeWitt - Con el tiempo, será lo que tú eres.
Margot - Una masa de música y fuego. Ésa soy yo. Un viejo
kazoo que echa chispas. Dime, ¿a Bill también... lo ha impresionado? ¿O estabas
demasiado arrebatado?
DeWitt - Bill no ha dicho nada. Pero Lloyd escuchó su obra
como si la hubiese escrito otro, según dijo. Sonaba tan fresca, tan llena de
significado...
Margot - Me alegro por Lloyd. Me alegro por Eva. Me alegro
por todo el mundo.
DeWitt - Eva ha sido increíblemente modesta. Insistía en que
no merecía ningún crédito. Que Lloyd se sentía así por haber oído sus frases
exactamente como las había escrito.
Margot - ¿Insinuaba que yo no las leo como fueron escritas?
DeWitt - En ningún momento se mencionaron ni tu nombre ni tu
manera de actuar. ¿Te sientes mejor, querida?
Caswell - Como si acabara de atravesar a nado el Canal de la
Mancha. Ahora, ¿qué?
DeWitt - Tu siguiente paso, me parece a mí, debería ser la
televisión.
Caswell - Dime, ¿hacen audiciones para televisión?
DeWitt - En eso consiste la televisión, querida. Nada más
que audiciones.
Lloyd - Margo, querida.
Margot - Siento mucho el retraso. El almuerzo se alargó y no
encontraba un taxi. ¿Y la Srta. Caswell? Ah, hola, Eva.
Eva - Hola, Srta. Channing.
Margot - ¿Cómo te va en la oficina del Sr. Fabian? Max, no
quiero que la hagas trabajar demasiado sólo porque lo prometiste. Como ves, yo
también mantuve mi promesa.
Lloyd - Ha terminado.
Margot - ¿Qué ha terminado?
Lloyd - La audición. Eva leyó con la Srta. Caswell.
Margot - ¿Eva? Encantadora. ¿Cómo se te ocurrió dejar que
Eva leyera con la Srta. Caswell?
Lloyd - Bueno, es tu suplente.
Margot - ¿Eva? ¿Mi suplente? No tenía ni idea.
Lloyd - Creía que lo sabías. Empezó hace una semana.
Margot - Nunca la he visto entre bastidores, pero, como
siempre hay tanta gente... Vaya, vaya. Así que Eva no trabaja para Max, después
de todo. Max, eres un zorro.
Eva - Srta. Channing, no puedo decirle cuánto me alegro de
que llegara tarde.
Margot - ¿De veras,
Eva? ¿Por qué?
Eva - Si no, no me
habría atrevido a leer.
Margot - ¿Por qué no?
Eva - Si hubiese llegado a la mitad, no habría podido
continuar.
Margot - Qué lástima. Todo ese fuego y música apagados.
Lloyd - ¿Qué fuego y qué música?
Margot - No lo entenderías. ¿Qué tal estuvo la Srta.
Caswell?
Lloyd - De vuelta al Copacabana. Pero Eva, Margo. Deja que
te hable de Eva.
Eva - Estuve horrible, Srta. Channing. No tengo derecho a
suplir a nadie, y menos a usted.
Margot - Seguro que te subestimas. Siempre lo haces. Me ibas
a hablar de Eva.
Lloyd - Habrías estado orgullosa.
Margot - Seguro.
Lloyd - Fue una revelación.
Margot - ¿Para ti también?
Lloyd - ¿Qué quieres decir?
Margot - Tiene que
haber sido una revelación que un personaje de 24 años lo interprete una actriz
de 24 años.
Lloyd - Eso no viene al caso.
Margot - Es el caso.
Tiene que haberte parecido tan nuevo y fresco, tan emocionante, que tus frases
fueran leídas como las escribiste.
Lloyd - Addison.
Margot - Tanto significado, fuego y música.
Lloyd - Has hablado con esa ponzoñosa verdulera, DeWitt.
Margot - En este caso, tan fidedigno como el almanaque
mundial.
Lloyd - Al llegar, ya sabías que Eva era tu suplente. Jugar
a ese juego infantil del gato y el ratón.
Margot - De ratón nada. Nunca. En todo caso, rata.
Lloyd - Eres un genio para convertir en una pelea un
malentendido perfectamente inocente.
Margot -¿Perfectamente inocente? Han colgado a gente por
menos. Me mienten, me atacan por la espalda, me acusan de leer tu obra como si
fueran los santos evangelios.
Lloyd - Nunca dije que lo fuera.
Margot - Cuando escuchas como si otro hubiera escrito tu
obra, ¿en quién piensas? ¿En Arthur Miller? ¿Sherwood? ¿Beaumont y Fletcher?
Lloyd - ¿Puedo decir algo?
Margot - ¡No!
Lloyd - ¿Crees que Miller o Sherwood tolerarían las
tonterías que yo te aguanto?
Margot - Déjalo en Beaumont y Fletcher.
Lloyd - ¡Llevan muertos 300 años!
Margot - ¡Todos los autores deberían llevar muertos 300
años!
Lloyd - ¡Eso no resolvería sus problemas porque las actrices
nunca mueren! Las estrellas nunca mueren y nunca cambian.
Margot - Puedes cambiar esta estrella cuando quieras por
otra nueva, fresca y emocionante, bien provista de fuego y música. Cuando
quieras, empezando por esta noche.
Lloyd - Nunca entenderé el proceso por el que un cuerpo con
voz se cree de pronto una mente. ¿Cuándo decide una actriz que son sus palabras
y pensamientos lo que está expresando?
Margot - Normalmente, cuando tiene que volver a escribirlas
y a pensarlas para impedir que el público abandone el teatro.
Lloyd - ¡Ya es hora de que el piano se dé cuenta de que no
ha compuesto el concierto!
Margot - Y tú, supongo, eres el Paderewski que toca su
concierto en mí, el piano. (se van todos
menos Bill) ¿Dónde está la princesa Fuego y Música?
Bill - ¿Quién?
Margot - Ella. La chiquilla.
Bill - Se ha ido.
Margot - Debo de haberla asustado.
Bill - No me sorprendería. A veces me asustas a mí.
Margot - Pobre florecilla. Se le caen los pétalos y guarda
el toldo.
Bill - No mezcles las metáforas.
Margot - ¡Mezclo lo que me da la gana! Sólo soy un cuerpo
con voz. No tengo mente.
Bill - Pero qué cuerpo. Qué voz.
Margot - Ese
reportero de tres al cuarto. Ni cuerpo, ni voz. Todo mente.
Bill - Ha sonado el gong. Cálmate.
Margot - No pienso calmarme.
Bill - No te calmes.
Margot - Estás siendo de lo más tolerante, ¿eh?
Bill - Lo estoy intentando.
Margot - No hace falta. No quiero ni que me toleren ni que
conspiren contra mí.
Bill - Ya estamos.
Margot - ¿Ya estamos? ¿Por quién me tomáis? ¿Por una paleta?
Ser mi suplente durante una semana sin que yo me entere. Ocultado con cuidado,
sin duda.
Bill - No te pases.
Margot - Llega para una audición, cuando todos saben que voy
a estar aquí, y se saca una representación de la manga.
Bill - Ya has hablado de eso con Lloyd.
Margot - El autor no hace la representación. No ocurre sola.
Llena de fuego y música y qué sé yo qué más. Ensayado con cuidado, no me cabe
duda. Lleno de esos toques de Bill Sampson.
Bill - Estoy harto de
esos arrebatos paranoicos.
Margot - ¿Paranoicos?
Bill - No sabía que Eva fuera tu suplente hasta esta tarde.
Margot - Díselo a Freud, y también el resto.
Bill - No, te lo diré
a ti por última vez. Porque tienes que herirnos a los dos con esos berrinches
paranoicos.
Margot - Esa palabra.
No sé ni lo que significa.
Bill - Ya es hora de que lo averigües. Te quiero. Te quiero.
Eres hermosa e inteligente.
Margot - Un cuerpo con voz.
Bill - Una mujer hermosa e inteligente, y una gran actriz.
Una gran actriz en la cima de su carrera. Lo tienes todo para ser feliz.
Margot - Menos la felicidad.
Bill - Todos los motivos. Pero, por algún impulso
incontrolable, dejas que la menor acción de una chiquilla...
Margot - ¡Una chiquilla!
Bill - ...te
convierta en una arpía histérica. De una vez por todas, déjalo.
Margot - Es evidente que no eres mujer.
Bill - Hace tiempo que me di cuenta.
Margot - Pues yo lo soy.
Bill - Y que lo digas.
Margot - No seas condescendiente.
Bill - Vamos, levanta. Te invito a un trago.
Margot - Puede que haya visto mejores días, pero aún no me
vendo por un cóctel. Como un cacahuete.
Bill - Margo, hagamos las paces. Rendición incondicional.
¿Ser feliz? ¿Olvidar todas esas tonterías sobre Eva? ¿Y sobre Eva y yo?
Margot - No son tonterías.
Bill - Pero si te digo que lo son, como acabo de hacer...
¿Me estás escuchando? ¿No te basta?
Margot - Ojalá me bastara.
Bill - ¿Qué te bastaría? ¿Que nos casáramos?
Margot - No quisiera que te casaras conmigo sólo por
demostrar algo.
Bill - Siempre has tenido motivos para no querer casarte
conmigo. Margo, dime qué hay detrás de todo esto.
Margot - No lo sé, Bill. Es un sentimiento. No lo sé.
Bill - Yo creo que sí. Pero no quieres o no puedes
decírmelo. Te he dicho antes que éste es mi último intento, y lo decía en
serio. No sé qué más puedo hacer. Ojalá lo supiera.
Margot - Normalmente, terminamos gritando mientras baja el
telón. Luego vuelve a subir y todo está bien.
Bill - Pero no esta
vez. Ningún autor del mundo podría haberme hecho creer que esto sucedería entre
dos adultos. Adiós, Margo.
Margot - ¿Bill?
¿Adónde vas? ¿A buscar a Eva?
Bill - De
pronto, eso lo hace creíble.